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sábado, junio 10, 2006

Y EN ORURO SUCEDIO LO QUE TENIA QUE SUCEDER, LOS SIN TECHO FUERON DESALOJADOS POR LA FUERZA


Sucedio lo que tenia que suceder, la inoperancia del Prefecto de Oruro provoco al tragedia de Ayer.

Se debio haber hechado a estas personas cuando eran solo 200 o no pasaban de 500 y solo se habian asentado en un lugar, pero no se dejo crecer tanto que atacaron 5 puntos de la Ciudad de Oruro, y son ya mas de 8000 entre personas realmente pobres y vivillos que se conocen.

Pero ya era insoportable el comportamiento de los SIN TECHO, haber apedreado la Prefetura y la Alcaldia fue la gota que rebaso el vaso y le devolvio la Sangre en la Cara al Prefecto que hasta ahora se habia mantenido pasivo.

Esta es la nota desde el Matutino La Patria
Intervención se produjo desde las 05:00 horas de ayer, por orden de la
ministra de Gobierno, Alicia Muñoz, y del comandante de la Policía Boliviana,
general Isaac PimentelUna persona murió y otras nueve resultaron heridas,
durante el sorpresivo y violento operativo policial y militar, que se inició a
las 05:00 horas de ayer, con el uso de abundante cantidad de gas lacrimógeno y
balines de goma, mientras que Los Sin Tierra y Los Sin Techo, trataban de
enfrentar a los uniformados, lanzando piedras y haciendo explotar dinamita.

Santiago Orocondo Arevillca, 22 años, nacido en Pairumani,
provincia Saucarí, departamento de Oruro, falleció después de recibir un disparo
de arma de fuego, cuando trataba de escapar del lugar donde había pernoctando
junto a su esposa e hijo, en las carpas que se habían instalado en la zona Sur
de la ciudad. Más de ocho mil personas, entre hombres, mujeres y niños, que
dormían en las carpas que fueron instaladas desde el 8 de marzo de 2006, en la
zona Este, Norte, Noreste y Sur de la ciudad, fueron sorprendidas por la
presencia de policías y militares armados, obligándoles a abandonar el lugar, en
forma inmediata. Los habitantes de las carpas alcanzaron a utilizar dinamitas
contra los uniformados y éstos respondieron con gases lacrimógenos en gran
cantidad, hasta dispersarlos. Las acciones, sin embargo, se prolongaron hasta
después de las 09:30 horas. Los Sin Tierra y Los Sin Techo se reagrupaban en las
calles de la ciudad y utilizaban hondas para lanzar piedras e iniciaban el
bloqueo de arterias, tanto en la zona Norte como en la zona Sur.

y de la Prensa

Titular01

La intervención acaba con un fallecido
Víctimas: varias personas relataron el
desalojo de los terrenos
Erick Ortega y Juan Carlos VélizLa Prensa La Paz y
OruroLa Policía y el Ejército desalojaron ayer a los miembros del Movimiento Sin
Techo (MST) a sangre y fuego. Las fuerzas combinadas ingresaron en los lugares
de avasallamiento a las 05.30.Media hora antes, doña Elvira Ramírez soñaba que
sus hijos caminaban descalzos sobre la pampa de Chapicollo (cerro de espinas)
mientras ella se trenzaba el cabello con un peine viejo. Un disparo le hizo
incorporarse de su lecho y cuando salió vio a sus compañeros escapar mientras
los uniformados destrozaban las carpas.Agarró a sus dos niños en los brazos,
cargó sus frazadas en la espalda y comenzó a correr descalza por la pampa
semioscura y helada. “Lo único que pedía a Dios era que me ayude a escapar”,
recordaba la mujer de rostro cobrizo y oscuras trenzas gruesas, mientras
caminaba con sus pequeños descalzos.A esa hora, la ciudad de Pagador despertaba
con un gélido abrazo, la temperatura del ambiente marcaba los 7,6 grados
centígrados bajo cero.Los gases despertaron la desesperación de los niños,
mientras que los motores de las motos policiales rugían como leones y recorrían
la planicie repleta de carpas del MST. Otro contingente de uniformados disparó
gases lacrimógenos para apurar la salida de los avasalladores.Cuando Chapicollo
fue tomado por militares y policías, empezó el contraataque de los “sin tierra”.
A punta de dinamitazos pretendieron tomar el control de los predios, mientras
que los menores que quedaron rezagados corrían en busca de sus madres.En la
operación de Chapicollo, la Policía desplegó alrededor de un millar de
efectivos, mientras que el Ejército envió similar cantidad de soldados. Los
efectivos del orden vestían cascos, chalecos antibalas, botas de combate,
rodilleras, escudos, lanzagases y granadas de gas lacrimógeno; mientras que los
avasalladores sostenían palos, hondas y lanzaban insultos.Los militares se
ataviaron de parcas camufladas, cascos de combate, escudos, fusiles , granadas
de gas lacrimógeno y cartuchos de bala.Las carpas, donde había banderas
bolivianas y del Movimiento al Socialismo (MAS), además de wiphalas, fueron
echadas al suelo y algunas fueron a parar a las fogatas. “¡Traidores (...),
respeten su patria!”, gritó una persona que recibió varios balines por reclamar
a los uniformados.Ataque mortalLa muerte llegó a Papel Pampa con el amanecer. En
el sur de la ciudad la batalla empezó a las 06.00 y los gases fueron los
emisarios de las malas noticias.Pronto se levantaron las primeras fogatas para
combatir los efectos de los químicos y en las calles aledañas ascendían columnas
de humo de neumáticos.“No nos han advertido para que nos retiraramos, sólo hemos
sentido el olor a gas”, relató una de las mujeres afectadas por la
intervención.Varios loteadores no pudieron levantar sus carpas y salieron
huyendo del lugar, en cambio, otros cargaron sus bultos con la ayuda de algunos
policías.Una vez desalojados, los miembros del MST intentaron retomar el terreno
y recuperar sus pertenencias. Lanzaron cachorros de dinamita que explotaron a
escasos metros de las fuerzas combinadas. Ante el ataque, los militares
asumieron el control de la situación, hasta que una bala impactó en la ingle de
Santiago Orocondo Arevillca, de 22 años, mientras él salía de su tienda.El miedo
se apoderó de los “sin techo”, quienes al enterarse del deceso huyeron por las
calles aledañas a la urbanización Calama. Los vecinos que viven en los márgenes
de la ciudad abandonaron sus domicilios junto con sus niños, mascotas y algunos
objetos, pero no todos pudieron dejar sus domicilios.Fidel Untoja, de 75 años,
con lágrimas en los ojos intentaba sacar a sus dos nietos que habían quedado en
el patio. “¡Hijitos, esperen un ratito, estoy buscando la llave para abrir la
puerta!” imploraba el anciano que inútilmente urgaba sus bolsillos.Una manzana
más al norte continuaba el hostigamiento a los efectivos del orden que
resguardaban la zona. Como respuesta, recibieron más gases, balines y
perdigones.Los loteadores fueron heridos, pero no decayeron en su lucha. Con
vendajes en sus cuerpos, continuaron su resistencia. Cuando los medios de
comunicación acercaban sus micrófonos, la gente se arremolinaba para dar sus
declaraciones.“¡Que se vayan, que se vayan!”, gritaron varios vecinos a los
policías y militares, también imploraron a los “sin techo” que se retiren del
lugar para evitar más enfrentamientos en las calles pobladas de decenas de niños
que querían ir a sus colegios.En la zona ocupada por las fuerzas combinadas se
alzaba el humo de las mantas, frazadas, payasas, bolsas plásticas, ollas,
calderas y otros enseres que fueron abandonados por los ocupantes. “Los policías
me lo han quemado toditas mis cosas, yo no sé qué voy a hacer ahora, no tengo
más cosas porque he venido del campo”, se lamentó María Ramos.Por la tarde,
Daysi Huanacu comentó con impotencia: “Cómo nos va a hacer esto el Evo, él ha
salido de nosotros y ahora nos ataca...”.Desde el otro frente“Nosotros les hemos
pedido que se retiren y ellos nos han recibido con piedras, silbidos y
dinamitazos”, contó un policía que estaba en la retoma del terreno.Por la tarde,
el hombre, que prefirió el anonimato, comandaba a unos 300 efectivos alrededor
de la zona del enfrentamiento Papel Pampa.Los efectivos no son los únicos que
están en el sitio. A las 17.00 otros 300 militares resguardaban el terreno y se
preparaban a pasar la noche. “Cuando hemos llegado nos han lanzado dinamitas con
clavos”, dijo el encargado militar de la acción.Algunos “sin tierra” caminan por
los alrededores de Papel Pampa, algunos se atreven a entrar en el sitio y ven
impotentes el humo que disipó sus sueños, en la madrugada del 9 de junio.

TODO POR CULPA DEL PREFECTO QUE NO SUPO TOMAR DECISIONES EN SU MOMENTO

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